El Surne Bilbao Basket aterriza en las tres jornadas finales de la Liga Endesa con los deberes hechos, habiéndose ganado de manera holgada su permanencia en la máxima categoría una temporada más y compatibilizando además sus tareas en la competición doméstica con una perfecta travesía continental que cristalizó en el histórico título de la FIBA Europe Cup ante el PAOK Salónica. Los tenía ya perfectamente encarrilados y adelantados desde hace más de un mes, pero el pasado domingo les puso el sello matemático con su victoria en Miribilla ante el Leyma Coruña. Como ocurre casi siempre en los conjuntos que están llamados a competir por la supervivencia, su temporada ha sufrido dientes de sierra, altibajos en lo que a juego, rendimiento, sensaciones y resultados se refiere, pero ha conseguido algo que para grupos humanos que persiguen su mismo objetivo acostumbra a tener importancia capital: ser infalible en lo esencial, en la lucha cuerpo a cuerpo contra sus iguales.
En esa batalla, el conjunto que dirige Jaume Ponsarnau ha actuado con precisión quirúrgica, pues cuenta por victorias todos los compromisos que ha afrontado hasta el momento en el Bilbao Arena contra los contrincantes clasificados en la zona media-baja de la tabla, aquellos ubicados entre los puestos 11 y 18, además de vencer a domicilio a los equipos que ocupan las dos plazas de descenso a Primera FEB: el ya descendido Coruña y un Coviran Granada que sigue aferrándose a sus escasas posibilidades de salvación. De hecho, ocho de las once victorias con las que cuenta actualmente la escuadra vizcaina entrarían dentro de esos dos parámetros. Las otras tres llegaron en casa ante Real Madrid, Baxi Manresa y Dreamland Gran Canaria.
Río Breogán (11º), Hiopos Lleida (13º), Morabanc Andorra (15º), Bàsquet Girona (16º), Granada (17º) y Coruña (18º) han caído derrotados en Miribilla –este domingo, a partir de las 17.00 horas, rinde visita el Casademont Zaragoza, 12º– en encuentros en los que los hombres de negro firmaron además, salvo contra el conjunto andaluz, resultados notablemente holgados, incontestables, ejerciendo un nivel de superioridad que evitó taquicardias de última hora. Además, los dos éxitos a domicilio ante los de Pablo Pin y los de Diego Epifanio, ambos en la primera vuelta, incrementaron las dosis de tranquilidad al aumentar la ventaja con respecto a las dos últimas posiciones y ser un factor diferencial en caso de cualquier múltiple empate.
Cuando se trata de la lucha por acabar siendo uno de los mejores 16 equipos de la categoría, como acostumbra a calificar Ponsarnau el principal objetivo del Surne Bilbao Basket cada temporada, los resultados contra los rivales directos tienen una importancia superlativa, pues en una competición con tantas brechas presupuestarias como la Liga Endesa resulta cada vez más complicado sorprender a los equipos que ocupan la zona noble. En una hipotética clasificación que tuviera solo en cuenta los resultados entre los ocho últimos clasificados, con todos ellos con duelos directos pendientes en estas tres últimas jornadas, el conjunto vizcaino y el Zaragoza ocuparían las dos primeras posiciones con un balance de 8-6 y el desempate definitivo teniendo lugar este domingo en el Bilbao Arena. A continuación, se ubicarían el Breogán y el Lleida, con 7-6, el Granada con 6-6, el Andorra con 5-7 y los dos peores serían el Girona y el Coruña, ambos con 5-8. El caso del conjunto gallego es llamativo porque las otras dos victorias que ha cosechado hasta el momento han sido contra los dos grandes trasatlánticos del baloncesto estatal, el Real Madrid y el Barça, algo que un equipo recién ascendido no había conseguido desde el año 2003, cuando lo logró el Lucentum Alicante, y que en toda la historia de la ACB solo había acontecido en cinco ocasiones.